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Renuncias al papado


Renuncias al papado:

Luego de que se anunciara la renuncia del Papa Benedicto XVI, uno de los datos curiosos que destacan es que  en la historia de los 265 pontífices que han pasado por el cargo, son muy pocos los que han renunciado a éste.

No existe un documento oficial que destaque cuales son los Papas que han demitido a su cargo, sin embargo varios medios se han dado a la tarea de realizar un catastro

Datos del Pbro. Pablo Arce Gargollo

 Benedicto IX (1032-1045)
Teofilatto di Tuscolo fue elegido en 1032 Papa a la edad de 20 años, por la influencia política de su padre y se puso el nombre de Benedicto IX. En el año de 1045, dimitió cuando le ofrecieron por cantidad grande de dinero y movió sus influencias para que eligieran Papa a su padrino, un sacerdote de nombre Giovanni Graziano, que se convirtió en el Papa Gregorio VI.


Gregorio VI (1045-1046)
Luego de ser elegido Papa en 1045, gracias a las intrigas de Benedicto IX que había dimitido, un Sínodo de Obispos en 1046 lo acusó de simonía (el pecado de comprar o vender un oficio eclesiástico, llamado así por el caso de Simón el Mago, que intentó comprar las órdenes sagradas, como se puede leer en Hechos 8,18-20), y se tuvo necesidad de dimitir.


Celestino V (1294)
El tercer Papa que ha renunciado en la historia de la Iglesia es Pietro da Morrone, quien se hizo monje benedictino a los 17 años, y fue ordenado posteriormente sacerdote. Llevó durante muchos años una vida muy disciplinada según el ascetismo de san Juan Bautista. Luego de la muerte del Papa Nicolás IV (1227-1292) y después de que los doce cardenales reunidos en cónclave para elegir un nuevo Papa no se ponían de acuerdo a quien elegir, el benedictino Morrone les hizo llegar un mensaje diciendo que Dios enviaría un serio castigo sobre la Iglesia si no elegían al nuevo Pontífice en cuatro meses. Movidos a actuar, los cardenales eligieron por unanimidad a Morrone como Papa. Él aceptó, fue consagrado obispo, pues era sacerdote, y se convirtió en el Papa Celestino V en julio de 1294. Luego de cinco meses de ejercer el papado, se convenció de que Dios le llamaba a su vida anterior de eremita. Como algunos miembros de la Iglesia seguían perplejos ante el hecho de que un Papa pudiera dimitir legítimamente, emitió un decreto declarando definitivamente esta posibilidad, y lo hizo en diciembre de 1294. Su inmediato sucesor, el Papa Bonifacio VIII, temía que Celestino V pudiera ser una amenaza para su poder, por lo que hizo apresar a Celestino, que acabó muriendo en la cárcel. Pocos años después, a raíz de la muerte de Bonifacio, Celestino fue canonizado por el papa Clemente V.


Gregorio XII (1406-1415)
Tras la muerte del Papa Inocencio VII en 1406, fue elegido Sumo Pontífice Angelo Correr, y se dio el nombre de Gregorio XII.
A finales del siglo XIV, la Iglesia sufrió un periodo convulso tras establecer el Papado en la ciudad francesa de Aviñón (1309-1377), que derivó en el denominado Cisma de Occidente (1378-1417). Durante el periodo de Aviñón, a donde se había traslado el Pontificado por la inestabilidad política en Italia, se eligieron siete papas, el último de los cuales, Gregorio XI, trasladó, sin embargo, la sede de nuevo a Roma (1378), donde murió el mismo año.
En Fondi los cardenales franceses se aprestaron a elegir un nuevo Papa, Clemente VII, ignorando el cónclave de Roma, en el que las presiones populares y políticas instaron a sus cardenales a elegir a un nuevo Pontífice, si no romano, al menos italiano. En 1378, fue elegido Urbano VI, arzobispo de Bari, quedando así, el antipapa de Aviñón y el de Roma. Había comenzado el cisma que se prolongaría a la muerte de Clemente VII y Urbano VI con la elección de otros dos nuevos “antipapas”, el español Pedro Martínez de Luna (1328-1423), nombrado como Benedicto XIII en Aviñón y la sucesión en Roma de Bonifacio IX, Inocencio VII y Gregorio XII, el veneciano Angelo Correr.
El cónclave en el que resultó elegido estaba compuesto por quince cardenales que, con el propósito de poner fin al Cisma de Occidente, participaron en el mismo con la condición de que el elegido dimitiría del papado si el papa de Avignon, Benedicto XIII, presentaba a su vez su renuncia.
Durante el papado de los enfrentados Benedicto y Gregorio, se produce el Concilio de Pisa, que pretende arreglar la situación cismática eligiendo a un nuevo Papa que sirva para deponer a la vez a los dos anteriores, pero ni Gregorio XII, ni Benedicto XIII, reconocen la validez del Concilio de Pisa, al que acusaron de anticanónico ya que según sus argumentos sólo el Papa tenía potestad para convocarlo. No obstante, en Pisa se elige a un nuevo Pontífice, Alejandro V, (de 1409-1410) lo que produce la aún más confusa situación de tres “antipapas” simultáneos.
Alejandro V moría al año siguiente de ser elegido y el nuevo antipapa que le sucedía, Juan XXIII (no hay que confundirlo con el Papa Juan XXIII, hoy Beato) convoca el Concilio de Constanza (1414-1418), en el que se cambia el sistema de votación. El nuevo concilio, que tuerce los planes de Juan XXIII, resuelve su abdicación el 29 de mayo de 1415 y la renuncia de Gregorio XII, que acepta, presionado, el 4 de julio de ese mismo año, y declara válido el concilio, por lo que el único antipapa que queda es el español Benedicto XIII, que además ha sido expulsado de Aviñón.
La elección de Martín V durante este concilio, en 1417, supone el fin del Gran Cisma de Occidente y aunque Benedicto seguirá declarándose Papa hasta su muerte en 1423 en Peñíscola, Castellón (de ahí la expresión “seguir en sus trece”), esgrimiendo como argumento que era el único cardenal que quedaba anterior al cisma, la Iglesia se había reunificado en torno a la figura del nuevo Pontífice poniendo fin a la disputa. Antes de Gregorio XII había renunciado Celestino V, el 13 de diciembre de 1294 en Nápoles, tras alegar problemas de salud, Benedicto IX en 1045 (también forzado) y Juan XVIII en 1009.


Pbro. Dr. PabloArce Gargollo 
11 febrero 2013
Sección: Papas y Papado


También se cree que han demitido en los primeros años de la iglesia
Clemente I, quien estuvo en el cargo entre los 88 y 97. Su renuncia fue momentánea para dejar el poder a Linao y Anacleto. Con la muerte de ellos, recuperó el poder. Murió en el 97. Exiliado por el emperador Trajano del Ponto, fue arrojado en el mar con un áncora al cuello.
También en esta lista está Ponciano  quién dejó su cargo en el año 235 para superar la ruptura ocasionada por el escritor Hipólito, quien formó una congregación y escribió polémicos escritos. Deportado y condenado a las minas en Serdeña. Murió de sufrimientos en la isla de Tavolara.

En otro contexto obligados a renunciar:

-Marcelino Este Papa de principios de la historia del cristianismo abdicó o fue depuesto en el año 304 después de cumplir con la orden del emperador romano de ofrecer sacrificios a los dioses paganos.
En cartas escritas el año 400 y 410, el obispo Petilianus acusa a Marcelino, a Marcelo, Melquiades y Silvestre de haberse plegado a las exigencias del imperio romano y ofrecido incienso a sus dioses. La veracidad de lo anterior no ha podido ser comprobada. Es importante notar que el nombre de Marcelino parece haber sido omitido intencionalmente de la lista de papas publicada por la iglesia católica en el año 336. Su nombre también fue omitido en el “Martyrologium Hieronymianum” y en todos documentos que contienen listas oficiales de papas publicadas en los siglos V y VI. A la fecha hay quienes piensan que Marcelino y Marcelo I fueron la misma persona.
- En el año 537, el papa Silverio fue obligado a renunciar a favor del papa Vigilio. Los ejércitos bizantinos de Justiniano a las órdenes de Belisario entraron en Roma. El Papa fue exiliado en la isla de Ponza, donde fue asesinado.


También obligados a renunciar los antipapas para cuando el cisma de Occidente:

Juan XXIII (antipapa)
 El 4 de noviembre de 1414 se inicia el Concilio de Constanza y, a pesar de estar presidido por Juan XXIII, pronto empieza a tomar un rumbo contrario a la pretensión de éste de ser nombrado único pontífice de la cristiandad. Por ello decide huir de Constanza el 20 de marzo de 1415. Interceptado fue devuelto al concilio donde, el 29 de mayo, fue obligado a abdicar y tras ser acusado de asesinato, violación, sodomía e incesto, fue excomulgado y encarcelado durante tres años.

Benedicto XIII de Aviñón (antipapa)
A la muerte de Clemente VII (1394), don Pedro de Luna fue elegido pontífice por 20 votos de los 21 y tomó el nombre de Benedicto XIII. No obstante, Francia se opuso a este nuevo papa de Aviñón que había mostrado no ser tan manejable como sus antecesores, y que además era súbdito de la Corona de Aragón, por lo cual resultaba difícil obligarle a mantener lealtad a la monarquía francesa. En 1398 Francia terminó por retirar su apoyo político y financiero a la sede papal de Aviñón y se presionó a Benedicto XIII para que renunciara, a lo que el antipapa se negó alegando un daño irreparable a la Iglesia.
Tras un bloqueo militar de los franceses sobre su palacio papal en Aviñón, Benedicto XIII logró huir de la ciudad en 1403, buscando refugio junto a Luis II de Nápoles. El fin del apoyo francés hizo que también Portugal y Navarra dejaran de reconocerlo como papa, mientras que 17 cardenales abandonaban la obediencia a Aviñón, quedando sólo cinco cardenales leales a Benedicto XIII. Su papado era reconocido ahora solamente por los reinos de Castilla, Aragón, Sicilia y Escocia.
Aunque en un momento dado hubo tres papas simultáneamente (Juan XXIII, Gregorio XII y él), Benedicto siempre adujo que su papado era el válido dado que él era el único papa que había sido elegido cardenal antes de que se produjese el Cisma de Occidente y, por tanto, el único realmente legítimo. En 1406 Benedicto XIII inició conversaciones con Gregorio XII para renunciar de manera conjunta y unificar la sede papal, pero esta posibilidad fracasó al insistir Benedicto XIII en su exclusiva legitimidad. Incluso alentó la llamada Disputa de Tortosa en 1413 entre canónigos católicos y dirigentes religiosos judíos, en un intento de revitalizar su actividad papal y de contrarrestar el menguante apoyo a su causa. Pero, finalmente, las tesis conciliaristas, que defendían que el concilio era superior al papa, triunfaron y, al negarse nuevamente a renunciar, Benedicto XIII fue condenado en el concilio de Constanza de 1415 como hereje y antipapa, y depuesto junto con Juan XXIII (el entonces reinante papa en Roma) en tanto el Concilio designaba a Martín V como pontífice único.
Tras ello sus cardenales eligieron a su sucesor, Gil Sánchez Muñoz, que tomó el nombre de Clemente VIII, último papa de la obediencia de Aviñón, en el Salón del Cónclave del castillo de Peñíscola, lugar donde residió hasta su abdicación en Martín V.

Clemente VIII (antipapa)
Pasó a la historia como el Antipapa, no reconocido oficialmente por la Iglesia Católica, que sustituyó a Benedicto XIII el 10 de junio de 1424 y quien duraría en ese cargo hasta el 26 de julio de 1429, año cuando abandonaría sus pretensiones de forma definitiva.
El nuevo papa Martín V, reconocido ya prácticamente como tal por casi toda la Europa católica, ordenó a los obispos de Barcelona y Tortosa que intervinieran para resolver este cisma. Martín V envió como legado a Alfonso de Borja (el futuro papa Calixto III) para que negociase con el rey Alfonso V de Aragón la terminación de su apoyo político al antipapa. Así, cuando el rey de Aragón consiguió que Martín V hiciera también concesiones (entre las que se incluían las relativas a su posesión del reino de Nápoles) el propio monarca obligó a abdicar a Clemente VIII a mediados de 1429, en tanto el cisma resultaba ya políticamente inútil y hasta embarazoso para Aragón.

Fuentes:

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